Publicado en Familiar, Física, Infantes, OMG!, Salud, Social

Mi hijo teme acostarse


Comprende por qué tu hijo evita acostarse cada noche y ayúdalo a hacer las paces con el sueño.
Durante el día, el cuerpo humano consume energía constantemente, por lo que al llegar la noche, lo más recomendable es dormir lo suficiente para reponer esas fuezas.
Son muchos los casos en que los niños dan todas las vueltas posibles antes de irse a dormir. Los padres deben prestar mucha atención a esta problemática y aprender a manejarla eficazmente para que sus hijos puedan superarla del todo.
Es importante comprender las razones por las que el infante huye de la cama, entre éstas podrían citarse algunas como: miedo a la oscurida, temor de no despertar más, la inseguridad cuando está solo, prefiere ver televisión o hacer alguna actividad más divertida, siente la necesidad de la compañía de sus padres.
Para guiar a tu hijo en su reconciliación con el sueño te serán útiles algunos consejos del psicólogo y orientador escolar, José Luis García Castro:

  1. Definir la hora de dormir. Este es el primer punto que debe especificársele al niño. Luego de acordar los padres la hora adecuada en que debe dormirse el infante, deben indicárselo al pequeño con claridad. Este horario debe ser fijo, los padres no pueden consentir al niño postergando el momento de acostarse por solicitud del infante. Nada de preguntarle si se quiere ir a dormir a esa hora, si son sus padres es su responsabilidad que el niño se duerma y descanse. Sin llegar a la rigidez, los padres deben hacer expresa su autoridad.
  2. Fijar hábitos para acostarse. Los niños se resguardan en los horarios bien organizados. Sienten seguridad en lo consuetudinario. Si el pequeño desea llevarse a la cama un juguete, una manta o algún objeto personal (que no sea peligroso para él, en caso de alergias, tamaños y demás), el padre debe permitírselo. Lo que debe tener en cuenta es limitarle al niño la cantidad de objetos que debe llevarse a la cama, preferiblemente, no más de dos (un juguete y un libro, por ejemplo).
  3. Costumbres nocturnas de antes de acostarse. El niño necesita que se le prepare una rutina adecuada para aprender a irse a la cama. La rutina debe elaborarse con una serie de actividades simples que le vayan indicando al niño que se acerca la hora de dormir. Debe saber el momento el que inicia la rutina (como decir a tal hora, luego de «X» programa, después de «Z» actividad). Antes de iniciar esa rutina debe calmarse al niño, puesto que si está muy activo no se podrá dormir de la mejor manera posible. Es importante ser flexible con las rutinas pero no romperlas. El momento de dormir debe ser especial, acogedor y placentero.
  4. Dialogar con el infante sobre sus temores. Si los padres se acercan a los hijos y hablan abiertamente de sus miedos y sus angustias, los pequeños se sentirán apoyados y más fuertes para combatir esas barreras que representan los temores. Se puede aconsejar también un ligero masaje para aliviar las tensiones que provocan la manifestación de esos temores a la hora de dormir.
  5. Lograr que el infante permanezca en la cama. El niño debe aprender a quedarse en la cama a la hora de dormir. No debe permitírsele que se levante cada diez minutos o cada quince, por ejemplo. Es útil llevarle a una mesita de apoyo un vaso de agua, su juguete favorito y todo aquello que sirva de excusa para levantarse por una real necesidad.
  6. Recompensar su cooperación. Incentivar a los niños que cooperan con la rutina y se integran hasta aprender a dormirse solos sin dificultad es lo más procedente. Luego de que el niño ha acatado las órdenes que se le han marcado, que ha hecho un esfuerzo por cumplirlas, es justo que se les premie a manera de reconocimiento por su obediencia.

Autor:

Comunicadora, facilitadora/instructora (virtual y presencialmente), licenciada en Administración de Empresas con una maestría en Diseño, Gestión y Dirección de Proyectos y otra en Administración Pública.

2 comentarios sobre “Mi hijo teme acostarse

    1. Gracias! 😀
      Yeeei!!!
      Estaba un poco desmotivada respecto a publicarlos, porque pensé que nadie leía… pero ¿dejarlos de escribir? No, Señor, me muero…

Deja un comentario